La firma fue fundada en 1997 y en 2015 se asociaron con un fondo soberano del gobierno de Abu Dhabi para desarrollar el Mercado Urbano Tobalaba.

En menos de tres décadas, Territoria pasó de ser un nombre desconocido en el sector inmobiliario chileno a convertirse en uno de los actores que más ha empujado la transformación del paisaje urbano de Santiago.

Tiene obras destacadas como Isidora 3000 -que introdujo el primer Hotel W de Latinoamérica-, Territoria El Bosque y, más recientemente, el Mercado Urbano Tobalaba (MUT) en Las Condes.

Ahora, de concretarse la compraventa, se adueñarán del emblemático edificio de La Bolsa de Santiago en el centro de la capital, pero no es el único proyecto que tiene entre manos para revitalizar el centro.

«Creamos proyectos que sean respuestas contemporáneas a las necesidades de los usuarios y nuestros stakeholders con proyección en el largo plazo», señala la firma en su página web. Algo que según ellos mismos exponen, ha sido un hilo conductor a lo largo de toda su historia, desde sus inicios en 1997 hasta el ambicioso proyecto NIDO Lucía, que promete convertir el antiguo edificio de Enel en un nodo de innovación y mercado urbano en pleno centro de Santiago.

De dónde viene Territoria

Territoria nació en 1997 de la mano del arquitecto Francisco Rencoret y el abogado Ignacio Salazar. Ambos, con carreras consolidadas en sus respectivos campos, decidieron unir experiencia técnica y visión urbana para desarrollar proyectos que «tuvieran impacto en la vida de las personas».

La apuesta, en el contexto de un Santiago que veía despegar al barrio El Golf como nuevo polo empresarial, era ambiciosa.

Rencoret, presidente de la firma, tiene una trayectoria marcada por la arquitectura global. Formado en la Universidad de Chile, con un MBD en Cornell University y estudios en NYU, comenzó su carrera en Nueva York en Richard Meier & Partners para luego pasar a Kohn, Pedersen & Fox Architects, tanto en la sede neoyorquina como en la oficina de Londres.

Desde ese bagaje internacional fundó Territoria en Chile. Él mismo ha explicado su visión señalando que «las grandes ciudades alguna vez fueron pequeñas y bastó un sueño lo suficientemente grande para transformar irreversiblemente el destino de un país».

Salazar, gerente general y cofundador, complementa esa mirada -según expone la web de Territoria- desde el mundo legal y corporativo. «Ideas como la transversalidad, la integración, la vida sana, el consumo responsable y la sustentabilidad están siempre presentes en nuestros proyectos», afirma.

Su historia profesional incluye la fundación del estudio Pérez de Arce, De la Fuente & Salazar, especializado en derecho corporativo e inmobiliario, antes de dar vida a Territoria.

A ellos se sumó posteriormente Nicolás García, CFO e ingeniero comercial de la Universidad de Chile, quien aportó la estructura financiera para permitir alianzas con fondos de inversión globales.

Su rol fue clave en una de las asociaciones más relevantes de la industria: la entrada del fondo soberano Adia -el tercero más grande del mundo- al MUT, con un aporte del 80% de la inversión de US$600 millones.

El equipo se completa con perfiles que abarcan desde lo jurídico hasta la gestión de proyectos, diseño, innovación y asuntos públicos. Entre ellos destacan Constanza Silberberg (directora legal), Guillermo Stanke (director de Proyecto), Víctor Silva (director de Asuntos Públicos), Luis Eduardo Carmona (director de DesignLab), además de gerentes especializados como Fernando Flores (Arquitectura y Sostenibilidad), Vicent Pouzet (Desarrollo de Negocios), Maximiliano Lara (Administración y Finanzas) y Agustín Soto (Innovación).

Los hitos que definieron el camino

La trayectoria de Territoria puede leerse como una secuencia de apuestas crecientes. Primero, proyectos de oficinas clase A en el naciente distrito El Golf; luego, edificios de uso mixto con asociaciones internacionales; y, desde la última década, mega desarrollos urbanos de escala inédita para Chile.

Los primeros pasos fueron El Golf. Entre 1997 y 2008, la empresa desarrolló proyectos como La Pastora, El Regidor, Luz y Magdalena, todos ubicados en la zona del eje Isidora Goyenechea.

Estas obras se diseñaron bajo estándares internacionales, involucrando a estudios como Handel Architects LLP, y se convirtieron rápidamente en piezas reconocidas dentro del proceso de modernización del barrio financiero.

En 2006, incursionaron en la hotelería con Awasi, un hotel boutique en San Pedro de Atacama diseñado «en plena armonía con la cultura y tradiciones de los pueblos indígenas del desierto». La operación se mantuvo hasta 2009, cuando el activo fue vendido.

El salto al uso mixto: Isidora 3000 y el Hotel W. La consolidación llegó en 2009 con Isidora 3000, un proyecto que Territoria desarrolló junto a figuras como Gary Handel y Tony Chi

La alianza que cambió la escala

En 2012, Territoria compró los primeros terrenos para lo que sería el Mercado Urbano Tobalaba (MUT). Tres años después se concretó uno de los hitos estratégicos de la compañía: la asociación con Adia, fondo soberano de Abu Dhabi, uno de los más importantes del mundo.

La definición de la propia desarrolladora es contundente: Adia es «el tercer fondo soberano más grande del mundo», con activos por más de US$900 mil millones.

Ese músculo financiero permitió iniciar en 2016 la construcción del MUT, proyecto de 160.000 m² que Territoria describe como «la evolución del concepto original de mercado». Un espacio que combina oficinas, comercio, gastronomía, cultura, plazas y jardines, y que integra directamente la estación Tobalaba gracias a un acuerdo público-privado con Metro firmado en 2018.

Desde 2023, el MUT habilitó tres nuevos accesos a la estación, facilitando el flujo de una de las zonas de mayor tránsito peatonal del país.

Los proyectos que vienen

Territoria no parece interesada en desacelerar. Además del MUT, hoy avanza en tres grandes grandes iniciativas: Campus Santander, NIDO Lucía y -si es que se concreta en 18 meses la compra- el emblemático edificio de la Bolsa de Santiago en el centro de la capital.

Esto último es lo más reciente. La negociación se venía gestando desde principios de año y ahora avanza hacia su consolidación.

El hecho esencial enviado a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) detalló las cifras y compromisos que enmarcan la negociación. Según el documento, «el precio de venta pactado es de UF 320.000 (más de $12 mil 600 millones)», de los cuales la mitad será pagada al momento de celebrarse el contrato definitivo, y el resto dentro de los 12 meses siguientes, con garantía bancaria.

Territoria anunció que el inmueble será transformado bajo un modelo que combina patrimonio, cultura y actividad comercial «de alto estándar». La empresa señaló que su propuesta implica «una reconversión respetuosa del inmueble, manteniendo su identidad icónica y habilitando nuevos usos contemporáneos que lo abran nuevamente a la comunidad».

Otro que ya está pactado es el Campus Santander ubicado en Vespucio con Presidente Riesco, este proyecto de 80.000 m² será el nuevo centro corporativo del Grupo Santander. La empresa asegura que generará «un entorno emprendedor» y una nueva visión de los espacios de trabajo, conectado a Metro, ciclovías y parques.

El otro gran proyecto es NIDO Lucía, que es su apuesta por revitalizar el centro.

Territoria reveló a El Mercurio que su proyecto para transformar el exedificio de Enel llevará por nombre NIDO Lucía. El concepto -sigla de «Nodo de Innovación, Desarrollo y Oportunidades»- busca unir un mercado urbano con un polo científico-tecnológico que alojará al Startuplab.01, un centro de tecnología profundo impulsado por Corfo y Fundación Chile.

La propuesta no sólo apunta a recuperar un inmueble emblemático en Santa Rosa; busca instalar un nuevo ecosistema en el corazón de la ciudad. Según sus desarrolladores, NIDO Lucía funciona como metáfora: un lugar que «acoge, nutre y acompaña, pero también impulsa a volar». El proyecto contará con espacios verdes verticales, reutilización de aguas grises, energía limpia y un programa de basura cero.

En concreto, NIDO Lucía buscará ser «el polo científico-tecnológico del país», que concentre la potencia de estas industrias para impulsar la economía del conocimiento desde un solo lugar: en el edificio principal que será reutilizado y acondicionado para recibir a distintos actores.

Algunos de los actores clave con los que se busca generar este ecosistema son universidades, centros de I+D, fondos de venture capital, fondos privados, fondos públicos, bancos, el Gobierno Regional Metropolitano (GORE), la Municipalidad de Santiago, Metro de Santiago, Corfo y Fundación Chile, entre otros.

A su vez, el concepto de mercado urbano apunta a una «microciudad» integrada al barrio. Se trata de un espacio de uso mixto, donde el comercio, cultura, gastronomía, oficios, servicios, plazas y áreas verdes se entrelaza. El mercado urbano se unirá al edificio ya existente (el exedificio de Enel, de 19 pisos) que mantendrá su estructura, adaptando y añadiendo nuevos espacios

Fuente: https://www.emol.com/noticias/Economia/2025/11/27/1184314/territoria-mut-bolsa-de-santiago.html